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sábado, 12 de noviembre de 2011

DE ESO NADA, MONADA…




Todos los años toca explicar lo mismo:  que si venimos del mono, que si antes de Dios qué había, que si todo viene del “Big Ben” (dicen)…  Lo peor es que se lo preguntan algunos alumnos que se supone que ya se lo saben…  A lo mejor tienen razón, y es tan difícil de entender que no hay manera, aunque atiendan.  Yo creo que no, que es fácil.  En fin, lo intentaremos de nuevo, esta vez por escrito y en el blog, para que lo tengas a mano… 

Empiezo dando la solución:  sí, es probable que “vengamos” del mono…  así lo considera la Iglesia Católica también.  Pero a la vez afirma que el mono, la vida, vienen de Dios…  “Él” sabrá por qué ha elegido ese camino, o si le hemos forzado a ello de un modo que cuesta comprender.  

Y lo que está claro es que "no somos monos" (de eso nada, monada...) sino que estamos infinitamente por encima, aunque nuestro patrimonio genético común sea muy grande.  

Empecemos por recordar el concepto más común sobre “qué clase de ser es Dios”:  por definición, es “el ser más grande” que podamos imaginar…  Por lo tanto, cualquier cosa le es posible, de “él” nace todo y no depende de nada…  Por lo tanto, es absolutamente distinto de todo lo que conocemos.  En consecuencia, no podemos pensarlo como una “persona normal y corriente”, que nace y crece y muere en un momento dado de la historia…  Dios es anterior a todo, incluso al comienzo del tiempo:  por eso decimos que es eterno.  Si hablamos de Dios, entenderemos que no estamos hablando de “cualquier cosa", no lo comparemos con lo que conocemos...

Una vez dicho esto, vamos a “qué pinta Dios en la explicación científica del mundo”…  Y la respuesta es:  nada.  Sí, sí:  nada, porque la Ciencia no se encarga de demostrar la existencia de Dios, sino de comprender su Creación, cuáles han sido los procesos de su evolución y desarrollo desde un remotísimo origen (el Big Bang…), cómo ha surgido el milagro de la vida…  La religión no está para discutirle eso a la Ciencia, sino para comprender el hecho de que existamos, la razón del “por qué estamos aquí”, sea cual sea el modo en que se ha hecho posible… 

Así que la religión no ha de tener ningún problema en aceptar el Big Bang, ni la evolución de la vida, porque lo que le interesa a la religión no es el cómo han ocurrido las cosas, sino “el por qué”…  Por eso no se deben leer los textos sagrados (la Biblia, por ejemplo) al pie de la letra, porque su intención es transmitir mensajes profundos con relatos muy sencillos, pensados “para todos los públicos”.  Es como las películas de animación de gran calidad que se hacen hoy día:  parecen hechas sólo para niños, pero un adulto sale del cine con “mucho más” que los pequeños.  Y a todos gustan, a todos “llenan”…  Quien no lo entienda -porque la Biblia también usa ese modo de narrar las cosas-, es porque no sabe leer  sus relatos “entre líneas”.


Postdata:  hasta aquí lo que puede asumir un creyente;  pero además, si es cristiano, podemos afirmar que, además, Dios ha querido hacerse también como nosotros, accesible, comprensible, “persona”…  Es lo que nos ha revelado Jesús, el Cristo, con su vida y mensaje, tan vivos 2000 años después…

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